miércoles, 25 de mayo de 2011

El mejor de los mentirosos, Rodrigo Yáñez, entre fantasía y terror

Por Rocío L’Amar

Inteligencia fantástica

Basándonos en la visión que tienen los psicólogos respecto de la inteligencia o la forma de entender el término, -observación, memoria, aprendizaje, concentración, habilidades sociales, entre otros- creemos que también hay que tener en cuenta, para introducirnos en el tema en cuestión, -inteligencia fantástica-, que va más allá de la aptitud que nos permite recoger información de nuestro interior y del entorno que nos circunda, con el objetivo de emitir la respuesta más adecuada a las demandas que plantea el arte en sí mismo, por ejemplo, asimilar, guardar, dirigir, controlar, integrar, utilizar, confrontar, innovar, imaginar, fantasear, soñar, inventar, crear, tanto como sus significantes, su concepto, su revelación. 

"Si quieres conocer a una persona, no le preguntes lo que piensa sino lo que ama”
San Agustín

Es la mente emocional la que encauza y utiliza los sentimientos, la autoconciencia, la motivación, la percepción, el entusiasmo, la perseverancia, la empatía, la compasión o altruismo, la agilidad mental, entre otros, utilizando la mente racional, de forma que se tiene la total convicción que lo sabemos perfectamente.

El tiempo no existe para la mente emocional y no le importa como son las cosas, sino como se perciben y lo que nos recuerdan. Está orientada básicamente a las relaciones con nosotros mismos y con los demás.

Literatura fantástica

Definiciones sobre literatura fantástica existen muchas, por ejemplo, que se conoce como cualquier relato en que participan fenómenos sobrenaturales y extraordinarios, como la magia o la intervención de criaturas inexistentes. Tzvetan Todorov definió lo fantástico como un momento de duda de un personaje de ficción y del lector implícito de un texto, compartido empáticamente. Los límites de la ficción fantástica estarían marcados, entonces, por el amplio espacio de lo maravilloso, en donde se descarta el funcionamiento racional del mundo, y lo "extraño" o el "fantástico explicado", en el que los elementos perturbadores son reducidos a meros eventos infrecuentes pero explicables. Otra definición posible sostiene que la literatura fantástica se define en el seno de una cultura laica, que no atribuye un origen divino y por tanto sobrenatural a los fenómenos conocidos, sino que persigue una explicación racional y científica. En esta situación, el relato fantástico introduce un elemento sobrenatural, discordante con el orden natural, que produce inquietud en el lector. El elemento sobrenatural no sólo sorprende y atemoriza por ser desconocido, sino que abre una fisura en todo el sistema epistemológico de su mundo, susceptible de dar cabida a toda clase de sucesos insólitos y monstruosos.

Acerca de la creatividad

“El hombre es creativo cuando no se limita a afirmar, repetir, imitar, cuando da algo de sí mismo” (Tatarkiewicz). Entonces crear se ha de entender como conseguir algo de la nada, o lo que es lo mismo, incorporar al mundo de las cosas algo que antes no le pertenecía. Por otro lado, la creatividad es entendida como la invención de nuevas ideas junto a la obtención de algo a partir de ellas. En fin, lo creativo es la novedad, aunque no siempre la novedad es un fenómeno creativo, sólo aquellas concepciones que tienen consecuencias de gran alcance.

Pensamiento creativo

Se sitúa como una facultad innata de la persona, donde intervienen distintos factores, capacidad, actitudes o motivación, condicionantes culturales, geográficas, destreza, rasgos de personalidad, habilidades cognitivas, intensidad afectiva, en fin, talento, talento que se ha de trabajar desde diversos ángulos, pero sin perder de vista el objetivo, la comunicación del autor con el mundo y el lector con ese mundo, como sostenía Ortega y Gasset.

El escritor es un péndulo

Aunque tropezamos con un simbolismo o cualidad de lo simbólico, un concepto como una hazaña de arrojo, anudado al tiempo del escritor, que fisgonea mientras se mece entre la ambivalencia de la vida y la muerte, en este misterio de la existencia humana se vive en divergencia con el mundo.

Sin embargo esta vía nos aproxima al propósito de esta entrevista, el asunto en cuestión, el ingenio de un creador chileno que está presente en la narrativa fantástica. He aquí el nexo esencial, la visión que tiene Rodrigo Yánez de los códigos narrativos.

 
Humanamente conversando

1- Cómo construye su escritura, con qué elementos… háblenos de su origen escritural?

Es posible que lo que me ocupe más tiempo, junto con la escritura misma, sea en dar con buenas ideas y, a partir de ahí, dar un comienzo, y un conflicto. El final también es importante, pero el sentido crítico de mi obra es el conflicto y el desarrollo de los personajes involucrados. Me preocupo mucho de darles emociones, penas y problemas, qué harán con respecto a la situación que han llevado hasta ahora.

Cuando tengo ya la película más o menos clara, me siento a intentar dilucidarla. Tengo todo un proceso de creación que es probable que se vea como un asunto místico; como la inspiración no llega más de tres veces al año, entonces prendo inciensos, me pongo tapones a los oídos (sí, de esos que usan los mineros), y me encierro en mi pieza. Con ello, ya al menos me siento preparado para crear.

He oído hablar de casos más exagerados, pero así escribo yo.

2- Dónde instala su acento y cuáles son sus fronteras?

Quisiera no tener fronteras. Para mí, mientras más personas me lean qué mejor. Una cosa es llegar a los lectores de fantasía en Chile, pero también sería un agrado ser leído por alguien de afuera. Por otro lado, el desafío sería gustar a un lector de la llamada no-ficción.

3- Qué vértebra, espinazo o columna rescataría usted, en el terreno narrativo, en Chile?

Coloane. Francisco Coloane, indudablemente, significó mucho para mí desde un punto de vista de desarrollo personal. Partí leyéndolo porque en el colegio me dijeron que tenía que hacerlo, pero ahora lo leo por simple placer. ¿Es que acaso no es eso lo que buscamos al leer? Él es para mí tal cual debiera ser el arte de las letras; simplista pero muy nutrido en cuanto a su significado.

De escritores actuales me gusta mucho lo realizado por Antonio Skármeta y Fuguet.

4- Qué espera usted de los lectores. Hay alguna exigencia?

En la postura que se nos cataloga (como escapistas) a los que escribimos fantasía, les diría a todos ellos que la realidad en la que estamos metidos, hoy mismo, es el más puro libreto de una película de ficción donde se nos muestra que estamos a ad portas de ser devastados por nosotros mismos. Todo aquello se ve reflejado en una novela de fantasía, sólo que con otros nombres y lugares.

Es así como los trolls son los que juegan a ser políticos con mentiras, los orcos actuales mataron a Osama, y los elfos son los que se vengarán de USA a contar de ahora. Esto se refleja en el sentido de que siempre querrán lo mismo.

Acá en Chile aún se mantiene muy cerrada la posibilidad de que un lector se anime a escoger fantasía, y más aún un subgénero de la fantasía misma, como lo es la fantasía heroica. Se prefiere leer, una y otra vez, los mismos libros de hace cincuenta años. Siempre las mismas temáticas. Y todo aquello tiene que ver con un montón de cosas que nos hace llegar a tal situación. Nuestros padres leyeron, en sus tiempos, lo mismo que nosotros en el colegio. Entonces es un asunto que no parece rotar.

Hace poco leía que de los países de habla hispana, es Chile donde la lectura es la más cara. Y si a eso se le suma que libros de fantasía, por lo general, son el doble de caros… Un botón: hay algunos libros acá que cuestan más de la mitad de lo que se paga por el sueldo mínimo.

Alguien pudiera preguntarse ¿Por qué leer fantasía heroica, entonces? Lo más realista, es que es mi opción. La diferencia es que mis ojos están abiertos a las posibilidades de todo lo que tenga para ofrecer la literatura.

5- Es posible que su escritura recoja esa sazón o remezón que le hace falta a la narrativa chilena?

Sin dudas. Es por eso que lo hago, sino, no tendría sentido. De todas formas, no estoy solo. Hay un grupo de gente que está unida y dispuesta a dar lo que precisamente usted llama como “remezón”. Personas como Emilio Araya, Felipe del Real, sumado a toda la gente de Fantasía Austral (http://www.fantasiaustral.cl ) donde escribimos la más pura épica.

6- En el tema de los asombros, qué lo aturde, qué lo emociona?

En el caso de El Señor de los Anillos se da una situación de la cual, quizás, pocas personas se han puesto a pensar. Y es que de los personajes principales, ninguno muere. Los Anillos debe ser la obra magna de la fantasía heroica, pero todos los buenos quedan vivos tras la aventura. Tras Tolkien, ya con las bases establecidas en éste estilo, vinieron innumerables autores donde existen finales inesperados. Otros se la juegan por dar, en la trama, un punto de inflexión más crítico. Ésas son las cosas que a mi me gustan; la sorpresa, terminar de leer la novela y entender que no siempre son los buenos los que ganan.

Lo que me emociona es el miedo que puede vivir el hombre. Y si eso está dentro de la fantasía qué mejor. El miedo puede convertirse en terror, y el terror puede pasar a ser el mejor amigo del hombre, convirtiéndolo todo en una locura interna. Esos desarrollos psicológicos me seducen mucho.

La idea de que aparezca un objeto mágico para el final de una historia, y que con aquello se gane la batalla de las batallas, me deja con mal sabor. Es la excusa barata que sabe a lindo con poco.

7- Cuál es su clima anímico usualmente?

Me ha costado mucho sentarme a escribir. Siempre tengo alguna otra cosa que hacer. O leo, o toco guitarra, o veo películas. He tenido que recurrir a nuevas formas de ánimo.

Para cuando ya doy con el teclado y la pantalla, la mejor forma en la que puedo estar es un ser calmo. Así puedo crear lo que no existe sin pecar de mentiroso en el sentimiento.

8-Yendo a sus fantasmas, éstos quedan expuestos, de alguna manera, en su escritura?

Siempre están ahí, gritando, detrás de las letras de quien escribe. Independiente de que uno no lo quiera de esa manera. Lo importante es cómo manejar la información y llevarla a nuevos planos, el doble de elevados.

9- Cómo se logra visualizar usted de niño?

Cobarde sobre todo. A pesar de haber sido siempre gordo y más fuerte que los demás, era un chiquillo miedoso. Era mi hermano pequeño quien estaba más dispuesto a enfrentar la vida según se nos presentaba. Parte de ello se refleja, otra vez, en las cosas que escribo.

Es raro leer en la fantasía épica que los personajes sientan un miedo que no comprenden. Pues bien, yo deseo siempre explorar tal situación.

 
10- “…un timbalero mueve el corazón para anunciarse…”(Nietzsche), qué le produce esta frase?

Ironía. Un músico que hace lo suyo, pero nadie lo pesca, no le queda más que tomar fuerzas del corazón para ser comprendido.

11- Qué concepto tiene usted de dios. Presente o ausente?

En mi novela, Tronos sin Resguardo, es una Diosa la que alguna vez se manifestó. Y cuando estuvo presente era muy diferente a lo que podemos esperar nosotros respecto a nuestro Dios actual. La diferencia es que ella pudiera estar más presente de lo que se espera.

12- “La racionalidad del lenguaje constituye una mentira”. Qué opina usted?

Cualquier escritor que tenga sueños de ser lo suficientemente bueno, es que debe ser el mejor de los mentirosos. Un gran escritor es un gran mentiroso. No debe haber pausas, ni hacer pasar al lector por momentos de dudas respecto a lo escrito. Se le llevará adonde nosotros queremos que vaya. Y cada duda que al lector se le cree, cada sonrisa, cada placer, y cada gesto, es parte del gran libreto que hay detrás de aquel libro.

13- Qué papel se asigna usted en literatura?

En esta novela soy omnipresente, pero muchas de las bases vienen de viejos libros que se nombran en una primera cosmogonía que he seguido escribiendo hasta hoy.

He escrito en primera persona, pero se llega a ciertos pasajes de las historias en que prefiero que sea alguien más, algún personaje mío, quien tenga que superar los problemas. Yo simplemente les doy problemas.

14- Creación, y final de la Existencia… y mientras tanto qué?

Es la duda el ente presente. Sabemos que existimos, pero no entendemos cómo moriremos y aquello nos obliga a mantenernos con vida el mayor tiempo posible. Cosa curiosa mirarlo así, pues significa que, entonces, viviremos siempre con miedo.

15- Cree usted que el universo está en coma o está entrando en coma…

Ninguna de las dos cosas. El hombre, como raza, aún no despierta de la realidad en la que respiramos. Vivir acá, así como estamos, es fácil. Nada más cómodo que hacer la vida normal a sabiendas de que podríamos estar en otra parada más sensible de la que puede alcanzar la mente humana. Lo que vemos como tecnología pareciera llevarnos sólo a la deformación de la naturaleza (el caso más actual es Hidroaysén), sin detenernos a comprender que tales cosas sólo llevan a más dudas de las que teníamos en un principio.

16- Esta mutación del Ser, ha traído el no-conocerse ni individual ni colectivamente. ¿Estas palabras ahuyentan o esclarecen el rumbo del ser humano?

En este mundo digital las personas están cada vez más separadas. Todo influye: los contactos se mantienen por Internet, las reuniones de trabajo son realizadas por skype, es posible pagar tus deudas por medio de tu pc o tu celular. Si hasta la hechicería del amor por internet pareciera ser legítima.

17- Sabido es que la literatura fantástica es una construcción literaria distinta del relato clásico ¿Cómo focaliza usted, dirige el interés, selecciona el tema, los efectos, para contar una historia fantástica, y qué elementos diferenciadores necesita?

Es distinto partiendo de la base de que lo que escribes tiene elementos mágicos, y aquello hace que todo lo que venga luego sea distinto. Algunos optan por mapas, lenguas inventadas, pero todo tiene su grado de complejidad. Si escogimos este camino, lo mínimo que podemos hacer es ser convincentes, y una buena manera de lograrlo es que todo cuanto mostremos tenga fundamentos. Por ello trabajo en una cosmogonía.

18- Si menciono a Todorov y Maupassant, qué despierta en usted?

Del primero alabo sus actuaciones humanas, y el segundo es catalogado como otro de los maestros del terror (término muy usado hoy en día). Imagino yo que para otras personas son modelos a seguir.
 
19- El suspense es un elemento esencial para la literatura fantástica. Esa tensión dispuesta a estallar en cualquier momento supone una aclaración del misterio al final de la historia. ¿Le interesa ese impacto, o la duda, la ambigüedad, con que se queda el lector?

Del final, siempre es bueno quedar con ciertas dudas, pero es trabajo del autor saber manejar muy bien aquellos puntos para que no se convierta en algo penoso. Es ahí donde entra a jugar la tensión su punto importante. Si existen situaciones críticas donde pueda existir no una, sino, varias formas de acabar con ella, entonces estaremos complacidos de seguir leyendo.

20- Ciencia-ficción, literatura fantástica, literatura de vanguardia, realismo fantástico, fantasía y terror. Con qué criterio o concepción se queda usted?

Lo mío es la mezcla de la fantasía con el terror. De ahí pudiera nacer algo fabuloso de leer, como para mí escribirlo. Nunca he tenido mayores reparos para detallar escenas macabras, y eso se debe siempre a que los mismos personajes te están gritando, detrás de aquella hoja en blanco, lo que tenga que pasar a medida que se avanza. La mayor parte de las veces el desarrollo depende de los personajes, y no de uno. Cuando ello pasa es que vas por buen camino.

21- Finalmente, para cerrar esta entrevista, qué añadiría usted, como cosa curiosa, que considera relevante compartir con nosotros.

Comencé a escribir porque tuve diario de vida más de diez años. Ya no tengo diarios, pero deseo ser parte de la fantasía épica chilena.

Y pase a dar una vuelta a mi blog.


Biografía

Rodrigo F. Yáñez García nació un martes 17 de Julio de 1984 en la ciudad de Rancagua, Chile.

Hijo de familia minera, estudió de primero a cuarto básico en el colegio El Cobre D-30, terminando el resto de su educación básica en el colegio Aurora de Chile, ubicado en plena Alameda.

Parte de su edad media la cursó en el histórico liceo Oscar Castro Zúñiga, y el colegio Patricio Mekis.

En el año 2006 partió al Gran Santiago donde estudiaría traducción al inglés en la universidad Arturo Prat, sede Bandera.

Rodrigo, ha mirado de cerca materias como el turismo aventura, la jurisdicción, la informática, la minería y la música; la cual disfruta mucho junto a su guitarra.

Pero ha sido, sin lugar a dudas, el arte de la literatura quien se ha llevado todos sus ánimos y esfuerzos, sin dejar atrás lo infalible del sentimiento.

Desde pequeño demostró un cariño muy cercano a las letras, quedando demostrado ya en sus años de educación básica cuando, fue catalogado como un ser creativo.

Tomó la decisión de llevar un diario de vida consigo desde los trece hasta los veintitrés años, por lo cual el escribir se convirtió en un método usual.

No fue hasta el año 2007 cuando Rodrigo se trasladó al formato internet con sus escritos, columnas, breves relatos, y opiniones. Era el autor de blogs, ahora ausentes, como Palabras con Bolas o Pionero en Todo donde la crítica, a las diferentes formas en que se transforma el arte, parecieran ser siempre necesarias.

La prosa del autor indaga mucho en lo que pudiera definirse como desarrollo psicológico, quizás también refiriéndose a las no fáciles experiencias de la vida.

Su estilo se posa junto a la fantasía heroica desde la cual intenta sacar adelante su primera novela: Tronos sin Resguardo.

Hoy es posible encontrar sus escritos y relatos cortos en el blog www.dedobediente.blogspot.com y en el espacio  de escritores de fantasía chilena, www.fantasiaustral.cl


La Taberna

Este capítulo corresponde al capítulo primero de la novela “Tronos sin Resguardo”

Se oían risas. Muchas. El lugar aquella noche tenía más visitas de lo usual. Las únicas dos camareras que trabajaban allí debieron apresurar el paso para los pedidos de los clientes. Dentro, la humareda era casi cegadora, y el olor a carne quemada completaba la escena. No había ventanas, y solamente existía una puerta: la de entrada y salida.
El suelo parecía sucio, y los muros —de mármol antiguo y endeble— sudaban,  como quejándose del calor.
Era una pequeña, y alegre taberna, donde no cabían más de veinte mesas redondas —cada una de ellas para unos cinco clientes como máximo—, construidas sin propósitos bárbaros, con una que otra banca de madera desgastada por los años.
Al fondo, había una cantina donde atendía el mismo jefe del local, Pavel.
Pavel era un hombre viejo y gordo, acostumbrado a tratar con todo tipo de gente humilde, campesinos, alguna bonita dama, o algún improvisado extranjero. Era grueso —probablemente por el exceso de carne y pescado que comía, y del cual se consideraba aficionado—, sin embargo no era un gran bebedor. Prefería mantenerse así para recordar las charlas con sus clientes habituales que, dicho sea de paso, muchos de ellos eran amigos. Junto a las viejas chismosas del pueblo de, era posible que Pavel fuera uno de aquellos hombres que parecían estar informados de todo lo que ocurría con los vecinos del pequeño sitial de Jorn. Sin embargo, era hombre de buena fe. Se mostraba satisfecho con la vida tranquila que llevaba.
Tenía dos camareras a su cargo, y si bien realizaban su trabajo de manera eficiente, algunos días, cuando terminaba de podar las ovejas de su jardín, podía verse a Pavel, en su local, atendiendo junto a las jóvenes. Le gustaba estar presente en su cantina todo cuanto podía y colaborar en los apuros. Intentaba no pensar demasiado en la muerte de su mujer, Ana, ni tampoco en la forma en que pasó todo. Su jardín, la taberna, y su vida campestre, lo mantenían con la mente distraída y fresca.
Un atardecer, de una mesa, entre risas y aplausos, se oyó la orden de varias pintas de cerveza de parte de un campesino.
—Parece que están celebrando —dijo un hombre que se acercaba a Pavel. Traía una manta oscura con un capuchón largo. Venía empapado y se calentaba las manos con el calor de su aliento, luego se las frotaba una con otra en un intento de mantenerse caliente.
            Pavel respondió con una sonrisa.
—¿Tú no traes noticias para celebrar? —preguntó, mientras cortaba un trozo de carne.
—Ciertamente no. Lo que traigo es necesidad de cerveza negra y calor para esta noche de tormenta.
Pavel volvió a sonreír.
            Se conocían desde hace bastantes años. Sin embargo, no sabían nada más que sus costumbres. Sólo comunicados que se entregaban mutuamente, noticias sobre lugares lejanos y, de cuando en cuando, información que a veces era mejor descartar por lo dudoso de su fuente. Todo esto se sumaba a la atención que le daba Pavel cada vez que se encontraban, y el hombre aquel bebía.
            Pavel, al verlo empapado, le pidió la pesada manta y la dejó tendida junto a la suya en la pared trasera, mientras el humo se encargaba de secar, lentamente, las prendas. Entonces, se inclinó un poco para abrir un cajón de reserva, tomó una jarra mediana, y la llenó.
            Algo impulsaba al viejo a mantener la calma, pues aquella tarde esperaba noticias del hombre que tenía ante él. Pavel lo había necesitado para un trato que había sido arreglado bajo profundo secreto. Los dos hombres sabían que tenían un asunto entre manos. Siguieron actuando con normalidad.
—Cerveza negra, entonces —le acercó la jarra—. Éstas son para cervezas de reserva —sonrió nervioso—. No esperaba que volvieras tan pronto, ¿qué noticias traes?
El hombre tragó un sorbo, y se mostró aliviado tras un evidente escalofrío. Entonces repitió el gesto sin demoras abrazando la jarra con sus manos delgadas. Pavel tuvo tiempo de pensar lo extraño de beber cerveza, aún en tiempos de invierno.
            —Allá afuera llovía —habló finalmente—, y mucho más allá también. Traigo tu caballo enfermo, cansado, y sediento. Yo mismo me encuentro agotado —miró a Pavel con ojos rendidos—. Fui atacado...
            En ese momento, de una de las mesas más ruidosas, se oyeron cantos de algunos ebrios dando golpes al piso, siguiendo el ritmo de una canción. Uno de ellos proponía un brindis.
—¿Atacado, dices? —Pavel, alarmado, dejó la carne a un lado y se puso de pie. Se acercó, con cierto disimulo, al hombre, y notó en este, por debajo de su cuello, una herida que parecía sanar. Pero la preocupación estaba ahí, latente.
—Veo que has cambiado tu camino. ¿De dónde vienes? —la aflicción no le permitió seguir actuando la compostura—. Si tan malherido y enfermo te encuentras es por tu culpa. Haber tomado otra ruta... ¡qué insensato! —ahora suspiró, y rendido continuó—: Incluso me traes malas nuevas al informarme que mi caballo está enfermo y sediento. Todo lo que se comenta en este lugar es cierto, eres un hombre insolente y de mala fortuna.
            En este punto Pavel se detuvo. Recordó que había sido él quien buscó al explorador que tenía ahora enfrente, pensando que era el hombre más indicado, pues podía pasar inadvertido como un vagabundo, o un simple mensajero en caso de ser interrogado. Parecía ser el hombre perfecto para tal tarea. A ojos sospechosos, él era un simple vecino. De cualquier forma, suponía Pavel, su destino debió haber sido el extremo este.
El hombre tomó un profundo sorbo y acabó su cerveza. Rápido, volvió a llenar la jarra y se dirigió a Pavel con voz desafiante.
—Escucha, anciano. Mi recorrido fue el que pediste, y el encargo también, no sin antes mirar qué tenía dentro —Pavel abrió los ojos terriblemente, pero intentó demostrar poco interés. Era posible, aún, que aquello fuera una piadosa mentira para relucir justamente la verdad. Pensó interrumpir, pero el hombre continuó—: No te preocupes, no me interesa divulgar tus intereses. Llegué a los Campos Montañosos, pero al rodear las tierras fui sorprendido por hombres de mala reputación. Acabé con uno, pero los otros tres quedaron malheridos —mintió—. Aún así, fui alcanzado por el corte de una de sus espadas. —pidió más cerveza, pero ésta vez dirigiéndose con descaro a una de las meseras, ignorando toda asistencia de Pavel.
El viejo notó el gesto y frunció las cejas. Tragó otro trozo de carne. Suspiró de nuevo, tratando de mantener la calma.
—Tu actuar nunca sido el apropiado en éste lugar, por lo tanto, poca asistencia te puedo entregar además de refugio y bebida. Puedes dormir en una de las habitaciones vacías que tengo disponibles, pero acá termina todo trato.
Luego, le devolvió la manta de mala gana, que aún se mantenía húmeda.
—No necesito tu caridad, anciano —dijo, severo—. Pedí tu cerveza y es lo que obtuve. Ahora dame un lugar caliente donde cobijarme.
            El hombre se puso de pie, dispuesto a retirarse de la taberna. Parecía dueño de una confianza que no se le había otorgado.
—Sólo tengo la del fondo, las demás están ocupadas. Mucho cliente esta noche, como puedes ver —dijo Pavel.
Las camareras notaron que otro grupo de campesinos entraba al lugar, acomodándose. Ellas se apresuraron a los pedidos.
El hombre se mostró serio después de la respuesta de Pavel, pero casi como si se le hubiera venido una idea vengativa a la cabeza, se incorporó, y le dio una última información.
—Por cierto; tu caballo ya debe estar muerto, tendido en el suelo, pudriéndose bajo la lluvia —se acomodó su manta, ya menos húmeda, y se llevó la capucha a la cabeza, tapándole casi hasta la frente—, pues fue alcanzado por una flecha. Tal era su pobre suerte.
¿Pobre suerte?
¿Cómo podía saber qué pasaría con su caballo?
—Eso no lo creeré —dijo Pavel—, sino ¿cómo explicas tu presencia acá? Mis caballos son reconocidos en este pueblo por su rapidez y fidelidad...
—Llegué acá porque caminé —lo interrumpió—. Ahora estaría menos empapado de haberme acompañado tu inútil bestia.
            Hubo un silencio repentino en el ambiente, y todas las miradas se fijaron directo en el hombre de capucha, que había alzado su voz, y que ahora, solamente se le podían distinguir sus labios, pues su rostro volvió a ocultarse, tal cual había llegado. Parecía siniestro.
            Sin ningún gesto de despedida, dio media vuelta y se retiró al fin.

            Justo antes de salir, unas manos de color marrón se asomaron por fuera, sujetando la puerta, y entonces entró un hombre alto, de manta negra y botas gruesas que parecían traer barro seco acumulado.
—Disculpe —le dijo, al momento que se tropezaron.
            El hombre alto sintió necesidad de cruzar miradas con el que iba saliendo, pero sólo alcanzó a distinguir unos labios gruesos y partidos, casi rocosos. Justo antes de que saliera el otro hombre, sintió un frío aún más grande del que había afuera. Frío que sólo duró unos segundos.
—¡Amigo Daín! —gritó Pavel, dándole la bienvenida al cliente que venía entrando— ¡Bienvenido seas!
Con urgencia, el hombre se acercó a la cantina. Traía una expresión seria.
—Uno de tus caballos ha muerto, tristemente —dijo, sin demoras—. Lo he visto.
—Lamento que llegaras en vano a informarme, amigo mío, pero la noticia ya me ha sido entregada. Sé que a quien acabas de ver te pareció un ser extraño, pero al menos cumplió su cometido.
Daín se extrañó de las palabras de Pavel.
—¿Y entonces por qué vino aquí?
La respuesta pudo haber sido evidente, pero las preguntas de Daín siempre eran importantes como para ser consideradas.
—Vino a informarme de que el encargo fue entregado… y de mi caballo, obviamente. Mala es la noticia, pero como dueño debía ser enterado de tal situación.
Parecía convincente, pero Daín insistió.
—¿De dónde venía? —preguntó otra vez.
—De las mismas tierras de Arón. ¿Sucede algo malo?
Pavel comenzó a sentirse intrigado, y nervioso, buscó respuestas en los ojos de su amigo. Daín trató de cuidar bien sus palabras para no desesperar aún más a su amigo, aunque él mismo parecía tener un mal presagio.
            —Vine siguiendo a ese hombre, y no venía de Arón. Venía desde la dirección opuesta, cerca del río largo de Jonferh. Yo traía noticias para el señor Gherw desde mis tierras —se detuvo un momento y bajó la voz, acercándose al oído de Pavel—, pero, cuando preferí rodear los bosques de piedra, me encontré con ese hombre. A pesar de haberlo visto desde una larga distancia, me pareció de aspecto siniestro, pues traía una manta oscura, y su caminar flaqueaba.
            Pavel estaba sorprendido. El hombre al cual había contratado no sólo había perdido a uno de sus caballos, sino que también cambió el rumbo, tal cual como había sido acusado antes.
—¿Qué pasó después? —quiso saber.
—Una vez que lo seguí, fue cuando comencé a preocuparme, pues una extraña llovizna nació en el aire. Fue entonces que, de pronto, una bandada de hombres se apresuró a atacarlo. Decidí ocultarme rápido, aún estando lo bastante lejos, pues dudaba del origen del hombre —en este punto Daín se detuvo. Tragó saliva.
—¿Qué? —preguntó Pavel.
Pero Daín no decía nada. Se quedó mirando al vacío, como insertado profundamente en algún recuerdo. El viejo sentía que el silencio de su amigo se volvía eterno.
—Ése hombre hizo algo con su voz —dijo al fin—... no pude ver qué fue exactamente porque estaba demasiado lejos. La lluvia era incesante, rabiosa, y lo nublaba todo, y para colmo él me daba la espalda. Pero pronto sentí un frío enorme en el pecho, un frío que volví a sentir antes de entrar acá, cuando pasé junto a él —tomó aire para continuar—. Ése grupo de hombres fueron asesinados en cosa de segundos, y luego aquél ser echó a correr con un avanzar muy extraño. Me parece que traía algún dolor consigo.
            Unos borrachos se pusieron de pie y se retiraron de lugar. Ya quedaban pocos, y los cánticos, poco a poco, comenzaban a ser menores. Las camareras parecían cansadas, entonces Pavel decidió que se retiraran. A contar de ahora, sería capaz de atender a los pocos que quedaban.
            Daín esperó la ausencia de oídos intrusos y bajó la voz. Casi en susurros, continuó.
—Cuando al fin llegué a los cadáveres, algo me pareció extraño. En primer lugar, perdí total rastro de huellas, pero luego...
—¿Qué pasó? —preguntó Pavel.
—Los muertos no eran hombres, amigo mío, me parece que eran elfos. Y no querían hacerle nada bueno, pues traje uno de éstos. Estaba en el suelo junto a uno de ellos.
Daín bajó su mano derecha, y, a escondidas, asomó por debajo de su pierna izquierda una especie de daga. Traía un material que relucía, pero también tenía sangre seca en la hoja. A Pavel no le cabía duda de que era un arma élfica. Ya había escuchado anteriormente de ellas, aunque nunca había visto una. Entonces, tomó la decisión de cerrar la taberna. Era tarde, y la excusa cabía perfecta. Luego de un momento, el sitio quedó vacío.
—Vamos a despertar a nuestro invitado.
            Se armaron de valor y cada uno cogió un arma. Pavel tomó una cuchilla larga —que tenía para rebanar las presas más grandes que traía desde el mercado—, pues no era ningún guerrero, pero Daín iba armado con una espada antigua, dueña de un peligroso filo, bien lo conocían algunos hombres que ya no respiraban para contarlo.
            La habitación a la que se dirigían era la última de un estrecho pasillo y sólo se entregaba en caso de gran necesidad, pues no era cómoda, sino más bien pequeña, y con una sola cama.
            Pavel tomó la llave que tenía de copia, y entraron dando un grito intimidador, pero no había nadie ahí. La cama estaba vacía, no había más que dos velas prendidas con la esperma batida. Se sentía un extraño frío ahí dentro. Un frío que era distinto al que se percibía afuera.
—¡Uf! Prefiero esta habitación vacía a que haya estado el hombre y tener que obligarme a interrogarlo —dijo Pavel.
            Sin embargo, las respuestas eran necesarias.
           Cuando se decidieron a dejar la habitación Daín pisó algo que parecía ser papel. Pero cuando miró con detención notó que era un evidente sobre de entrega, deteriorado.
            Pavel se apresuró a alcanzarlo con una mala sospecha que lo tenía consumido. Para cuando tomó el pequeño sobre vacío que pisaba su amigo, el mismo sobre que había entregado hace una semana a aquel hombre con su encargo, entonces se sintió presa de un terror que lo hizo caer de rodillas.

3 comentarios:

  1. Recién caí quien era, soy malo reconociendo fotos, soy pésimo lector de fantasía, pero al final caí. Felicidades RFYAÑEZ por la entrevista, me alegró que dijeras "Leo a Coloane por placer" porque le digo esto, es porque su patrimonio mueble (casa, cosas) está siendo cuidado por sus familiares en la isla grande y no por el Estado, la familia hace un esfuerzo grande importando libros traducidos en los más diversos idiomas de la obra de Coloane.

    Y un gran abrazo

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  2. Muy interesante la entrevista... aunque algo larga... xD aunque me gustaría sabido cual es su postura frente a la literatura chilena. En fin, una ultima cosas... no pongan artículos tan largos o los visitantes se aburren pronto eso saludos xD

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